Los fondos de inversión se caracterizan por tres cosas: tienen un amplio grupo de empleados que analizan con lupa una posibilidad de negocio en cualquier parte del mundo, buscan una alta rentabilidad para contentar a sus socios y seguir operando, y suelen poseer muchos millones de euros. La fórmula mágica es comprar lo más barato posible y vender lo más caro posible y, para ello, lo mejor es rastrear gangas o ayudar a empresas que están naciendo para ver si consiguen dar el pelotazo. Tanto en el área de inversión pura y dura como en la financiación empresarial, Málaga está en el punto de mira de los grandes grupos porque, por una parte, la crisis inmobiliaria ha dejado a tiro proyectos o realidades interesantes y, por la otra, el dinamismo empresarial de esta provincia está en un continuo auge.
La última gran operación se ha conocido esta misma semana. El fondo de inversión estadounidense Marathon Asset Management anunció, a través de la división inmobiliaria del banco francés BNP Paribas, la compra del parque comercial Bahía Azul por 18,5 millones de euros. Este parque, situado junto a Ikea, fue inaugurado en noviembre de 2008 por la empresa malagueña Bahía Málaga Desarrollos Integrales tras realizar una inversión de 50 millones de euros, y, en estos momentos, alberga a marcas como Worten, Conforama, Schmidt, Prenatal, Visionlab, Carrión o Maisons du Monde, entre otras, sobre una superficie de casi 14.000 metros cuadrados.
Marathon es uno de los fondos de inversión que están más especializados en el mercado inmobiliario a escala mundial, con oficinas en Nueva York, Londres y Singapur. Fue fundado en enero de 1998 por Bruce Richards y Louis Hannover, tiene 150 empleados y 13.000 millones de euros listos para invertir en todo el mundo, habiéndose quedado una pequeña dosis en Málaga que, visto lo visto, podría aumentar si se aprecian otras operaciones que se están realizando en Málaga y en el conjunto de la Costa del Sol.
Una de ellas la ha protagonizado también en este mes de enero el fondo Activum SG Iberia Fund I L.P que, como adelantó este diario el pasado 19 de enero, le ha comprado a la promotora malagueña Sociedad Azucarera Larios el edificio de Marqués de la Sonora, ubicado en la calle Granada y que llevaba varios años en estado de abandono. Representantes de este fondo comunicaron de manera oficial el 20 de enero que invertirán 8 millones de euros en la recuperación de ese inmueble con el objetivo de levantar un hotel de cuatro estrellas superior con 83 habitaciones y 40 empleos. Tienen hasta principios de marzo para presentar el proyecto básico y, una vez conseguida la licencia de obras, su intención es iniciar los trabajos lo antes posible. Hablan incluso de este verano, con un periodo de construcción de dos años, pues el establecimiento dispondrá además de dos restaurantes, una sala de reuniones o un gimnasio. Los fondos de inversión tienen dinero y buscan rapidez en la ejecución para poder rentabilizar la operación cuanto antes, siendo las posibles trabas administrativas o los parones que pueda haber en la obra por diversos motivos sus principales enemigos. Activum creó un fondo para España y, como su nombre indica, está especialmente activo, ya que a este proyecto en Málaga se le suman la compra del centro comercial Zubiarte en Bilbao por 30 millones de euros, el centro comercial Herón City en Barcelona, o el antiguo mercado de Fuencarral en Madrid.
La Costa del Sol siempre es un destino apetecible para vivir y muchos extranjeros, principalmente británicos, adquieren segundas residencias. Durante los años del boom se dispararon los precios, pero con la explosión de la burbuja inmobiliaria y la necesidad de los bancos de librarse de activos tóxicos, se quedaron numerosos edificios y promociones, terminados o aún en su esqueleto, a precio de saldo y eso ha sido aprovechado por muchos fondos, llamados de forma peyorativabuitres por algunos, para comprar y sacar tajada. Hay que tener en cuenta que la rentabilidad de bonos públicos está siendo baja e insuficiente para lo que demandan los clientes de este tipo de fondos, por lo que hay que buscar otras opciones que den un mayor rendimiento. Perseguir el olor del dinero no es solo una política de los fondos de inversión, sino también de cualquier persona que tenga algunos ahorros. La situación es propicia. El portal idealista.com publicó, por ejemplo, este pasado martes un informe sobre la rentabilidad de los productos inmobiliarios en todas las capitales españolas. El resumen es claro. Si se compra un piso en Málaga y se alquila se obtiene un beneficio medio del 5,7%; si se adquiere un local comercial, el 7,6%; una oficina, un 5,9%; y un garaje, el 8,3%, siendo este último el más alto del país. El bono español a diez años da un 1,7% y en los bancos es mejor no preguntar, por lo que está claro hacia dónde van los inversores. Si se compra con la intención de vender, en estos últimos años ha habido descensos de precio de hasta un 70% en algunas promociones concretas en la costa malagueña y ahora están subiendo los precios, por lo que los inversores van a hacer caja.
En 2013 el fondo de inversión Magna Invest anunció la compra del hotel Don Miguel en Marbella; el 2014 un grupo chileno compró el hotel y el campo de golf de La Quinta; en enero de 2015, CTH Capital, un fondo británico, se adjudicó el complejo residencial Golf Hills Village, en Estepona, con 152 viviendas…
Las perspectivas son favorables y también hay quien se lanza a nuevas obras. La promotora Urbania International y un fondo de inversión norteamericano afirmaron en julio que invertirán 150 millones de euros en la construcción de 200 viviendas de lujo en Marbella junto a la urbanización Santa Clara Golf, creándose entre 300 y 400 empleos en cuatro años.
El ladrillo está en un momento dulce para la inversión, pero no es el único sector. El fondo de inversión australiano Macquaire y el francés Infravía han puesto sobre la mesa 108 millones de euros y se han quedado con el 39,4% del Metro de Málaga, una de las principales infraestructuras de la capital. Previamente ya habían mostrado su interés el fondo norteamericano Blackstone o el malayo Khazanah. Los fondos ven negocio en Málaga y eso, para bien o para mal, supone un revulsivo.
Fuente: Málaga Hoy