El equipo de investigación de Atapuerca sigue avanzando en el estudio de nuestros antepasados más lejanos y de la evolución humana desde entonces. Con los ojos puestos en las posibilidades que abren nuevos yacimientos como la denominada «Cueva Fantasma» donde podría llegarse al 1,8 millones de antigüedad, los codirectores presentaron ayer el balance de la campaña 2015.
La campaña de excavaciones de Atapuerca finalizó oficialmente ayer, aunque nadie descarta que todavía se pueda producir alguna sorpresa en los trabajos de última hora, a punto de que los equipos se retiren a sus laboratorios a seguir trabajando sobre el material encontrado en esta campaña y el que todavía está en estudio de campañas anteriores. Tras dos años de dificultades económicas que redujeron la duración de la campaña estival y el número de investigadores, este año se ha retomado el ritmo normal con un equipo de cerca de doscientas personas durante cuarenta días. La mayoría de los restos encontrados son de animales, algunos de ellos con marcas de herramientas que confirman que fueron comidos por humanos. También han aparecido utensilios que indican una continuidad en la ocupación de la sierra declarada Patrimonio de la Humanidad.
A punto de cumplir cuarenta años del inicio sistemático de las excavaciones de Atapuerca «esto acaba de empezar». Así de optimista se mostró ayer uno de los codirectores, Eudald Carbonell, que asgura que «lo viejo continúa y además emerge lo nuevo».
Una de las principales novedades de cara al futuro será la apertura de trabajos en la Cueva de los Fantasmas, donde este año ya se han realizado prospecciones. Al menos tardarán dos o tres años en poder comenzar los trabajos de investigación. Antes será necesario retirar varios camiones de piedras y tierra sin contenidos relevantes, que requerirán «un gran trabajo» y seguramente maquinaria pesada, según otro de los codirectores, José María Bermúdez de Castro.
Aunque no se puede asegurar la antigüedad de los restos que se localizarán en la cueva ya hay indicios. En los tres metros en los que han realizado prospecciones este verano se puede hablar de unos 300.000 años de antigüedad y por debajo hay otros diez u once metros más de sedimentos.
También falta poco para obtener novedades en dos yacimientos veteranos. En uno de ellos, la Sima de los Huesos, Arsuaga considera que se ha cerrado un tomo, pero se abrirá el segundo y todavía quedará, este para un futuro más lejano, el tercero.
La vista está puesta también en Gran Dolina, donde se localizaron en 1994 los primeros restos de lo que hasta ahora se ha considerado una nueva especie, el Homo Antecessor, solo descrita en Atapuerca. Al «Niño de la Gran Dolina», como se bautizó el primer individuo identificado, se sumaron algunos otros. Bermúdez de Castro calcula que aún tardarán entre cinco y ocho años en llegar al mismo nivel , al TD-6, para trabajar en toda su extensión. Este verano han dejado a punto de terminar los trabajos en un nivel superior, más joven, de entre 300.000 y 500.000 años de antigüedad.
Asignatura pendiente
Los trabajos en otra parte de este mismo yacimiento, en el TD-4, han permitido también confirmar la ocupación continua de la Sierra de Atapuerca desde hace más de 1,2 millones de años. De esta manera se cubriría el hueco de 400.000 años que quedaba entre los restos hallados en la Sima del Elefante y el Homo Antecessor.
La asignatura pendiente sigue siendo la localización de restos de Neandertal. De su misma época han aparecido restos de industria lítica y animales con marcas de haber sido consumidos por homínidos, aunque falta encontrar sus restos. Arsuaga señaló ayer que lo que queda fuera de su control es saber si algunos de los yacimientos en los que están excavando, además del lugar donde trabajaban o se alimentaban, fueron también en algún momento tumbas.
Fuente: ABC